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En árabe «Asfi» del bereber «sfi o sfey» que significa inundar o derramar. Los portugueses la latinizaron como «Safi» y «Safim».

Esta ciudad de la costa atlántica es la capital de la región de Dukala-Abda y poco se sabe de su fundación además de que es una de las más antiguas de Marruecos. Cartagineses, fenicios y romanos aprovecharon su puerto natural en el fondo de una bahía rodeada de acantilados pero en el s. XII fue adquiriendo importancia al convertirse en el puerto de Marrakech, capital del imperio almohade. Y ya en le s.XIV los merinidas fundaron un ribat (convento fortificado) con lo que la ciudad se convirtió también en un importante centro religioso y cultural.

Los portugueses ya conocían Safi  por ser en un importante puerto y centro comercial internacional en la ruta a Guinea.  Y la ocuparon durante un corto periodo entre 1508  y  1541 cuando la reconquistaron los saadíes. Esto no interrumpió el comercio con Europa, es más, lo intensificó ya que había muchos comerciantes europeos en la ciudad, incluso algunos países tenían cónsules permanentes y acuerdos especiales de comercio. Fue un gran puerto hasta que el Sultán Mohammed ben Abdallah construyó la ciudad de Mogador (Essaouira) y prohibió el comercio exterior en todos los puertos marroquíes excepto en su nueva ciudad.

Sigue siendo una ciudad en crecimiento, gracias a sus diferentes industrias (química, portuaria, pesca de sardinas, transformadora y envasadora). Su medina es de las más auténticas al no estar enfocada al turismo.

La ciudadela de la Kechla

Antigua muralla portuguesa, bastante bien conservada.

También de esta época, queda como muestra de su antiguo poder militar. En su interior se encuentra dar Asultane que fue residencia de los sultanes alauitas y desde su terraza podemos ver una bonita panorámica de la ciudad. Este palacio es ahora el Museo Nacional de Cerámica (10dh). La tradición alfarera de Safi se remonta al S.XII aprovechando la gran calidad de la arcilla de la región. Gracias a la creación  de la escuela de cerámica (1920) se logró renovar y perpetuar esta actividad en la colina de los alfareros, patrimonio cultural y turístico. Aunque la mayoría de la producción se hace en fábricas en las afueras aún quedan en la colina muchos artesanos, más de dos mil personas trabajan actualmente en la cerámica en Hadabat al hirafiyin (la colina de los alfareros) o en Sidi Abderrahman. Paseando por allí  en cualquier taller nos invitarán (a cambio de alguna compra o propina) a ver el proceso de elaboración que ha cambiado muy poco a lo largo del tiempo.

La rue du Souk

Es la calle principal de la medina y está durante el día llena de gente. Atraviesa la medina hasta salir de la muralla por Bab Chaaba  y podemos encontrar en ella talleres artesanales, puestos y vendedores ambulantes de todo tipo de cosas. En una de las callejuelas laterales de la derecha, yendo hacia Bab Chaaba, se encuentra la catedral portuguesa o más bien lo que queda de ella.

La catedral de Santa Catalina (1519)

Fue el primer edificio gótico de África pero ya solo podemos disfrutar parte del coro. Merece la pena pagar los 10 Dh de la entrada y la propina al encargado para ver la magnífica bóveda de crucería y disfrutar de la explicación, aunque la visita es muy corta ya que queda poco del recinto original. A lo largo del tiempo el edificio se ha usado para muy diversas funciones, entre ellas la de hamman. Casi en frente podemos ver un minarete almohade que aunque sencillo es muy bonito.

El Castillo del mar (Ksar al Bahr)

Es un fuerte portugués del siglo XVI. Tiene la particularidad de estar construido prácticamente en el agua, desde él se controlaba el acceso al antiguo puerto y alojaba al gobernador. Los prisioneros eran encarcelados en el sótano de la torre de la prisión, justo a la entrada, desde donde podemos disfrutar de unas bonitas vistas de la medina.

El Mellah

Safi tuvo una gran comunidad judía que llego a representar el 20% de la población. Pero lo realmente llamativo es que existió una integración real de religiones en la ciudad, de hecho es una de las dos ciudades marroquíes (Tánger es la otra) que no cuenta con un mellah (barrio judío) si no que vivían mezcladas las diferentes religiones. Tanto es así que hay siete santos judíos enterrados en Safi que conviven con varios morabitos (tumbas de santos musulmanes) que se distribuyen por la ciudad.

Playas

La costa que rodea la ciudad es acantilada pero cerca podemos encontrar algunas estupendas playas. La de Souira Kedima, frente a los restos de un antiguo  fortín portugués, la de Lalla Fatna, Sidi Bouzid, Beddoouza con su faro, Lyir y muchas más sin apenas descubrir. Prácticamente todo el tiempo se va viendo la costa, pero lo que más sorprende es ver los sembrados junto a la playa, por algunos sitios incluso casi tocando la arena. Estas playas son reconocidas por los mejores surfistas del mundo como la mejor recta de África (en el puesto número 3 del mundo), el barrido de más de 100 m y las mejores olas de izquierda.

No olvidéis probar las sardinas!!!! en kwirat (bolas), mashwi (a la brasa) o maqli (frito), de cualquier forma están riquísimas y sabrosas…

Si vas a Safí, te interesa saber lo que dice este artículo y que te indicará cómo viajar a partir de ahora.